📝 Thaís
Montilla
Las Salinas, Vargas
En
el Estado Vargas hay un pueblo después de la quebrada Picure
llamado Las Salinas. Allí vive una mujer muy singular. Me llamó la
atención que cuando la vi por primera vez estaba acostada en un
viejo colchón , fumándose un cigarrillo. Era una mujer de piel
negra, alta, de piernas muy largas; sus poses no tenían nada que
envidiarle a las musas de Reverón. El espaldar era una palmera que
estaba situada en la Avenida Principal. María, así se llamaba,
tuvo dos hijos antes de vivir en la calle. Solo su colchón era lo
que tenía. Ella lavaba ropa ajena, de allí obtenía dinero para
comer y comprar cigarrillos. María es una referencia al llegar a Las
Salinas. Su cabello siempre lo lleva recogido con un moño alto y su
boca pintada de rojo. Es de rostro calavérico pero con mucha dulzura
y mirada perdida como buscando en el horizonte. Ya cuando cae la
tarde María agarra su colchón, lo cubre con sábanas limpias al
lado de la palmera donde reposa su espalda cansada de lavar, lleva a
su boca un cigarrillo echando bocanadas de humo bajo la brisa suave
de la tarde. No he sabido más de María, me imagino que envejeció y
todavía está con su viejo colchón al lado de la palmera y su
mirada perdida.
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