lunes, 5 de noviembre de 2018

LA MAJA DE LAS SALINAS


📝 Thaís Montilla
Las Salinas, Vargas

En el Estado Vargas hay un pueblo después de la quebrada Picure llamado Las Salinas. Allí vive una mujer muy singular. Me llamó la atención que cuando la vi por primera vez estaba acostada en un viejo colchón , fumándose un cigarrillo. Era una mujer de piel negra, alta, de piernas muy largas; sus poses no tenían nada que envidiarle a las musas de Reverón. El espaldar era una palmera que estaba situada en la Avenida Principal. María, así se llamaba, tuvo dos hijos antes de vivir en la calle. Solo su colchón era lo que tenía. Ella lavaba ropa ajena, de allí obtenía dinero para comer y comprar cigarrillos. María es una referencia al llegar a Las Salinas. Su cabello siempre lo lleva recogido con un moño alto y su boca pintada de rojo. Es de rostro calavérico pero con mucha dulzura y mirada perdida como buscando en el horizonte. Ya cuando cae la tarde María agarra su colchón, lo cubre con sábanas limpias al lado de la palmera donde reposa su espalda cansada de lavar, lleva a su boca un cigarrillo echando bocanadas de humo bajo la brisa suave de la tarde. No he sabido más de María, me imagino que envejeció y todavía está con su viejo colchón al lado de la palmera y su mirada perdida. 



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