“Sea lo que fuere, no nos hallamos ya en los tiempos en que la historia de las naciones era escrita por historiógrafos privilegiados a los cuales se les daba entera fe sin examen... Son los pueblos los que deben escribir sus anales y juzgar a sus grandes hombres. Venga, pues, sobre mí el juicio del pueblo colombiano; es el que yo quiero, el que apreciaré, el que hará mi gloria”
Palabras de Simón Bolívar, recogidas por Luis Perú de Lacroix en el Diario de Bucaramanga, 31 de enero de 1828
La voz - y la acción del pueblo siempre se han escuchado, visto y sentido en el barrio, en el campo, en el caserío, en el cumbe, en la faena colectiva del conuco, de la hacienda o de la fábrica, en la rebelión, la insurrección y su insumisión ante los poderes opresores. Sin embargo, en el relato de sus hechos apenas si aparece. Invisibles. inaudibles, solitarias nuestra voces. Aunque potente, esa voz colectiva y hermosa, no ha llegado a nuestro tiempo, había sido relegada a los espacios de resistencia y se asoma siempre, soterrada, como los cantos de los negros de la serranía de Coro en 1795, cuando se cantó la revolución, la Patria, la República, por primera vez en estas tierras. A esas voces no se le habían dado respiraderos para expresarse y mucho menos para empoderarse. Una historiografía excluyente, racista, sexista, clasista y centralista, sacó al pueblo del relato de sus hechuras y hazañas, de sus construcciones y luchas cotidianas, de su acción cultural, para justificar el lugar privilegiado de las clases dominantes de ayer y de hoy.
Que el pueblo cuente su historia es una reivindicación que nos ganamos y tenemos que seguirnos ganando con la Revolución Bolivariana. Darnos nuestro lugar en la historia, apropiándonos de nuestro pasado, de nuestro presente y nuestro futuro, a partir del reconocimiento de nuestros orígenes, identidades, acervos y sentidos de pertenencia, bases fundamentales para la reconstrucción de la Patria, para refundarla a nuestra medida.
El Centro Nacional de Historia encuentra su razón de ser en la democratización de la memoria nacional y el surgimiento de nuevas maneras de hacer historia. En esta ruta, el CNH ha comprometido sus acciones de investigación, formación, asesoramiento y difusión con la perspectiva de la Historia Insurgente, en la que converge la crítica a la historiografía tradicional y la visibilización del pueblo como protagonista de la historia, en el desarrollo de una perspectiva descolonizadora. Por eso, El pueblo cuenta su historia es a la vez un programa y un eje vertebral de la acción del CNH. Se trata de que esta parte del pueblo que son los historiadores, historiadoras, otros profesionales de la memoria y, en general, todas y todos aquellos dedicados especialmente a la investigación, estudio y difusión de la historia trabajemos junto a los demás sectores de este pueblo y, en particular, con los sectores históricamente más discriminados y oprimidos, para hacer valer su voz, su interpretación y protagonismo en la construcción de una Patria justa y libre.
Nuevas maneras de reconstruir la historia
El pueblo cuenta su historia supone un conjunto de nuevos énfasis metodológicos:
La preferencia por los sectores que han estado subalternizados, oprimidos y silenciados. La historia es un territorio de interpretaciones y ha prevalecido en la historiografía tradicional la perspectiva de los dominadores. Ante ello se plantea alzar la voz de pueblos y comunidades indígenas y afrodescendientes, de las mujeres y la diversidad sexual, de campesinas, campesinos, pescadoras y pescadores, de comunidades que habían sido marginadas, de trabajadoras y trabajadores, de los informalizados, para que estén en la historia todas y todos los que tiene que estar, haciendo valer sus perspectivas y luchas, sus acciones de resistencia y rebelión, su cotidianidad y los mecanismos de explotación, opresión, marginación y negación que forman parte de la historia no suficientemente contada.
La valoración de lo cotidiano y lo local, como escena donde se componen y se manifiestan concretamente las transformaciones sociales, culturales, económicas y políticas. Cada espacio local es igualmente valioso, en todos se manifiestan de maneras particulares y concretas tanto las estructuras de dominación como las acciones de resistencia y las luchas por la liberación. Y además, todas las referencias de una comunidad son importantes para quienes residen en ella. Conocerlas y hacerlas públicas, incorporarlas al discurso cotidiano, ponerlas en una cartelera o un periódico, convertirlas en programas de radio, permite que cumplan la función de representación del pasado en el cual nos reconocemos. En algunos sitios del país se ha avanzado a marcha rápida en este sentido, gracias a cronistas y organizaciones populares que conservan fotos, que guardan recortes de periódicos, que tienen el cuento en la cabeza, que sistematizan sus recuerdos. Los museos comunitarios son una muestra de ello.
La multiplicidad de fuentes, con la valoración especial de la tradición oral, del recuerdo y la memoria. Hay una historia tradicional, de fechas y batallas. Existe, en la misma línea, un conocimiento hecho en las universidades, que no es solamente fechas, batallas, sino que es historia social también. Y hay un pueblo que cuenta. En el Pueblo cuenta su historia nos planteamos darle crédito, reconocimiento al testimonio que se expresa directamente.
En esta historia desde el pueblo se recogen datos, se registran, se contrastan. Hay objetos, documentos escritos, fotografías, datos en registros... Pero la mayoría de los datos de la historia de este pueblo no están recogidos en ninguna parte. Una gran parte está en la memoria de los pueblos... a la historia le llegamos a través de los testimonios y por lo general esos testimonios más acreditados por la academia tradicional son los escritos, los documentos. Los documentos no se hacen de la nada: los documentos se hacen en las instituciones del Estado, en las instancias del poder, de todas las épocas... La historia de la inmensa mayoría de nuestro pueblo de todos los tiempos, de ahora y de antes, no está en las fuentes tradicionales. Muchas de esas cosas se han perdido; muchas se perdieron con el paso del tiempo. Los testimonios orales, los recogidos también en tradiciones, objetos y lugares son tan válidos como otros, dan cuenta de perspectivas no registradas en documentos oficiales. Son válidos unos y otros; lo único es que la validez de los testimonios orales representa la voz de las inmensas mayorías..
La autoría colectiva. En el pueblo cuenta su historia se incorporan las vivencias individuales, las historias de vida, el trabajo de personas solitarias que toman para sí la reconstrucción de la historia de una comunidad o un sector social, pero la acción de reconstruir la memoria de un pueblo es fundamentalmente una acción colectiva. El contraste de perspectivas, la incorporación de las distintas familias de una comunidad con sus historias diversas, el trabajo conjunto de identificación de fuentes, compilación de testimonios, la elaboración conjunta de las narraciones son elementos fundamentales para que sea el pueblo el que cuenta y el pueblo el que se hace dueño de su relato. Se promueve entonces que los protagonistas y autores sean los movimientos sociales, las organizaciones comunitarias. Las y los especialistas acompañan, asesoran y en fin, ponen al servicio de las comunidades sus saberes y experiencias, incluso sus propias investigaciones, para que sean los colectivos involucrados los autores de su propia historia.
La multiplicación de medios de registro, sistematización, interpretación y difusión que proponen la apropiación social de la memoria. No se trata solo de la producción de narraciones textuales. El video y la fotografía, el museo comunitario, el mural, la décima, el teatro o las redes sociales informatizadas, son fuentes, espacios de sistematización, intercambio de perspectivas y difusión de resultados. Unos y otros medios son complementarios y no excluyentes, la apropiación social de la memoria debe multiplicar sus escenarios y así, las entrevistas se transcriben y se integran en textos narrativos, pero también encuentran espacios de divulgación en internet y se proyectan por medios de comunicación social (comunitarios o nacionales), pueden hacer parte de un documental o exponerse en talleres o en exhibiciones del museo comunitario. La democratización de la memoria histórica y su elaboración colectiva y continua se van incorporando como acción cultural a la vida comunitaria y social.
La valoración de la memoria como elemento fundamental de identidad. La historia popular no solo tiene valor científico, sino también la importancia del fortalecimiento de la identidad de la comunidad. La historia se apropia, arraiga, fortalece, identifica. El derecho a la memoria es un derecho que esta Revolución ha reivindicado. Es decir, el ciudadano tiene derecho a ser reconocido y a participar, a que sus cosas figuren en la historia.
La convergencia de métodos. En el pueblo cuenta su historia convergen distintos métodos, tanto la historia regional y local, como la geohistoria (en la que nos ha demostrado un amplio trabajo la micromisión Simón Rodríguez), como la literatura oral y escrita o los métodos de la antropología. Tenemos que aprender del periodismo y la crónica, de los métodos de producción y registro audiovisuales, de las tradiciones populares, la comunicación alternativa, de la educación popular.
La conciencia de los elementos ideológicos. La Historia Insurgente ha puesto en evidencia la existencia de nudos ideológicos en la historiografía venezolana, como la preterización de los pueblos indígenas, la satanización de las rebeliones populares, la sinonimia negro-esclavo, la consideración del petróleo como maldición, la narrativa histórica que pone a la democracia representativa como punto de llegada y otros, que confluyen en una visión histórica colonizadora al servicio de la dominación. La conciencia de los elementos ideológicos involucrados en la narrativa histórica, en lo que se cuenta y lo que se enfatiza, en las relaciones que se establecen, en las interpretaciones que se exponen es fundamental para que la acción colectiva de reconstruir la historia no reproduzca las negaciones, nudos y tergiversaciones del racismo, la discriminación, el sexismo, el chauvinismo o las visiones colonizadoras. El pueblo cuenta su historia tiene que ser acción consciente y crítica .
La creación de un sistema de memoria. La apropiación social de la historia, la conciencia histórica, la reconstrucción de narrativas, la construcción de las historias locales tiene que ser una acción permanente que no se agota en un proyecto o un producto. Tiene que seguir produciéndose, intercambiándose, enriqueciéndose. Involucra además la cooperación solidaria de distintos actores: historiadores, activistas y movimientos sociales, organizaciones comunitarias, instituciones de la memoria, cronistas populares, memoriosos y memoriosas, educadoras y educadores. E involucra también un conjunto de medios de compilación, conservación, difusión, sistematización, revisión de los testimonios, evidencias, patrimonios, investigaciones, que van dando cuenta de la memoria colectiva. Se trata pues de un sistema de memoria y patrimonio más que de un proyecto por tiempo determinado. La acción programática de El Pueblo cuenta su historia debe contribuir a la conformación y fortalecimiento de este sistema.
Y hay que reconocerlo y afirmarlo con orgullo, es una visión comprometida. La historia no es ingenua, cada narrativa o práctica historiográfica es funcional a una relación del pueblo con su pasado, a una manera de entender el hilo histórico, sus motivaciones y valoraciones del presente y de imaginación de futuros posibles. En 1830 nace un proyecto nacional de la burguesía, ese proyecto pasa por etapas distintas y llega hasta 1998, a ella correspondió una manera de entender la historia, una práctica ideológica e historiográfica. Nosotros tenemos un proyecto de país, las nuevas maneras de pensar y hacer la historia tienen en mente la contribución a la refundación de la república, a la descolonización de la memoria, a la igualdad y la libertad plenas, a la democracia participativa y protagónica, a la insurgencia de un pueblo verdaderamente soberano.
La experiencia del pueblo contando su historia
Sin duda en la experiencia de resistencia del pueblo venezolano se ha contado con el esfuerzo de individualidades y colectivos que han hecho esfuerzos para que los pueblos y comunidades tomen la palabra y cuenten su historia. Teniendo esta historia como tarea pendiente, comenzamos hablando de la experiencia de las “cartas del Barrio”, impulsadas por el pueblo en revolución bolivariana, en el marco de la constitución de los Comités de Tierras Urbanas. La carta del barrio supone constituir equipos en las comunidades para hurgar colectivamente en la historia común, considerando en primer lugar los relatos orales de los más viejos, sistematizando documentos, historias de vida, fotografías, objetos de valor para la memoria, reflexionando juntos y generando así la historia de cada comunidad. En la misma dirección se han multiplicado los museos comunitarios, la publicación de historias de vida, la reconstrucción de la historia de barrios y comunidades por las comunidades mismas, la sistematización de experiencias de movimientos sociales, la labor de cronistas y memoriosos, con colaboración en muchos casos de instituciones del Estado_.
Las cátedras abiertas, la publicación de crónicas y testimonios, la formación de cronistas comunales, los Congresos Nacionales de Historia Regional y Local y la participación del CNH en la Micromisión Simón Rodríguez son esfuerzos que convergen en esa dirección. Precisamente sobre el Congreso Nacional de Historia Regional y Local, declaraba Pedro Calzadilla que: “La noción del pueblo como protagonista es la que alienta el Congreso Nacional de Historia Regional y Local (...) El gran motor del Congreso es la fuerte presencia de historias recogidas por el pueblo, aun cuando también están presentes las tradicionales... un lugar destacado han tenido los trabajos de profesoras y profesores de ciencias sociales que forman parte de la micromisión Simón Rodríguez en todo el país... que han llevado sus ponencias, con la experiencia de la cartografía de la comunidad, identificación de lugares, sitios históricos y cronologías”.
Durante los años 2011 y 2012, el programa El Pueblo Cuenta su Historia ha permitido la publicación de títulos como: Rebeldía en el cuerpo, en la cama y en la calle, de la Alianza Sexo-Género Diversa Revolucionaria o Alta Revolución en dos ruedas de la Fuerza Motorizada de Integración Comunitaria, escrito por los mismos colectivos protagonistas. Así mismo se desarrollaron experiencias como Los jóvenes cuentan su historia, con una muy amplia participación de estudiantes de liceos y escuelas técnicas que recogieron, sistematizaron y narraron sus vivencias y recuerdos de sus familias sobre los sucesos del 11 al 14 de abril de 2002. Han sido publicados también dos trabajos especialmente importantes para orientar el camino del Pueblo cuenta su historia: Un manual de herramientas metodológicas para la reconstrucción de la historia local, llamado precisamente El pueblo cuenta su historia y una guía básica para la reconstrucción audiovisual de la historia local: El pasado en movimiento.
Una revolución que conmemora el año 2018, 20 años de su triunfo electoral, con Hugo Chávez a la cabeza, tiene a sus protagonistas vivos y activos, con sus recuerdos y relatos de estos tiempos en los que el pueblo ha estado haciendo historia y debe contarla, escribirla, analizarla... No podemos dejar que la historia de estos tiempos sea escrita desde las oligarquías económicas y las academias que suelen asumirse a su servicio. Nuestra historia reciente es la reivindicación de sectores sociales tradicionalmente oprimidos, silenciados, invisibilizados, que van tomando la palabra y se hacen responsables de registrar su memoria.
Con el Festival de la Memoria, celebrado los días 16 y 17 de diciembre de 2017, en el Centro Cultural Casa del Bicentenario, inicia un ciclo de recopilación de testimonios en todo el territorio nacional sobre la primera victoria electoral del comandante Chávez, una oportunidad para sistematizar las múltiples versiones de esta historia reciente, en la voz de mujeres y hombres, trabajadoras y trabajadores, afrodescendientes, indígenas, protagonistas en la construcción de comunas, misioneras y misioneros, milicianas y milicianos, militantes de movimientos sociales, en fin, de todos los sectores sociales, que tienen mucho que decir, para la reconstrucción de la mirada múltiple de quienes hemos hecho y estamos haciendo la historia y no queremos dejar que sean otros quienes la escriban.
SABIDURÍA es CONOCIMIENTO en ACCIÓN
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