lunes, 28 de enero de 2019

CARICUAO ENTRE LEONES


Pierina Quintero
Caricuao

 
La alegría de un domingo de sol motiva a los caraqueños del oeste de la ciudad a hacer catarsis del ajetreo de la semana en los verdes espacios del Parque Recreacional Zoológico de Caricuao. Allí, residentes y visitantes de la populosa parroquia buscan volver al mágico recuerdo infantil de conocer y hasta tocar animales, ver a los monos y aves andar libres de un árbol a otro, escuchar el rugir de los felinos y asombrarse con el tamaño de la elefanta Ruperta.

Por ello, no fue ningún esfuerzo para mi acceder a cubrir una pauta periodística en este espacio que fue creado por decreto N° 1.682, de fecha 7 de marzo de 1974 y que, sin embargo, fue abierto a partir del 31 de julio de 1977, seguramente por el papeleo de una burocracia que obstaculizaba la debida adecuación para el público de 36 hectáreas, de las 630 que posee en total.

La historia de este oasis empezó en 1967 cuando el gobierno de Raúl Leoni decidió transferirle los terrenos de la Hacienda Cafetalera Santa Cruz a la gobernación del entonces Distrito Federal, con la finalidad de construir el zoológico más grande de la capital, cuyo nombre sería Parque Zoológico Metropolitano. Pero en 1974 este lugar pasa a ser administrado por el Instituto Nacional de Parques, mejor conocido como Inparques, y es entonces cuando se le cambia el nombre a Parque Zoológico Caricuao y abre sus puertas el 31 de julio de 1977. 
 
Con esta información base, me dirigí el domingo 19 de noviembre de 2017 a este parque que, aparte de la preservación de fauna y flora, también conserva la cuenca hidrográfica Caricuao. Si bien he visitado este hermoso lugar antes y durante mi ejercicio profesional, esta vez tenía una motivación adicional: el hacer una tarea para el Diplomado Crónica Comunal, que dicta el poeta Antonio Trujillo a apasionados por la palabra nuestra, venezolana, y que cada sábado nos damos cita en la Casa Andrés Bello. 
 
Total que mi nota de prensa sobre la ampliación de la programación de actividades que ofrece el parque, en beneficio de los más de 3 mil visitantes que recibe cada domingo, estaba aderezada por la aplicación de las técnicas aprendidas hasta ahora en el diplomado, además de el querer echarles el cuento de lo que allí reflexioné.

Ese día era notable la afluencia de los asistentes, quienes pueden ver a los felinos buscar y comer sus alimentos (principalmente carnes), así como acercarse a los animales domésticos ubicados en el área de contacto. Mientras observaba esto, no pude sino imaginar cómo eran los domingos de los primeros habitantes de aquellas tierras en tiempos del Cacique Caricuao, cuyo nombre proviene de caricual, vocablo indígena que significa Quebrada del Caribe.

Entonces especulé que este aguerrido cacique se hubiera asombrado enormemente al tener cerca a un feroz y salvaje animal como lo son los leones Atila y Aquiles, los cuales en ese momento despertaban gritos y miradas de terror entre los niños y padres presentes. Y no dudo que, inmediatamente después del asombro, el indio Caricuao habría defendido a su población de aquellos felinos, traídos por los blancos colonizadores luego de sacarlos de su hábitat natural en lo que hoy conocemos como África.

En medio de estos pensamientos, noté que otros visitantes atendían una explicación por parte de los guías ambientales sobre pieles y fósiles de animales salvajes. “Aquí también debería hablarse del Cacique Caricuao y no sólo de especies africanas, como si éstas fueran más cercanas a nosotros que la sangre aborigen”, me dije y aproveché de hacerle la propuesta al coordinador del Zoológico.

Así fue como cumplí con la pauta de trabajo y espero haber cumplido con la tarea del profe Trujillo sobre un aspecto de este lugar de esparcimiento que, más allá de los animales salvajes que exhibe, guarda la historia, también feroz, de la lucha indígena en la época de Diego de Losada, de quien cuentan que cruzó el Valle de Caricuao, remontó la quebrada Caricuao y llegó al Río Valle, a la altura del actual Hipódromo La Rinconada para evitar una posible emboscada de los indios del Guaire.

1 comentario:

  1. Hola! Me agradó su blog, se ve fresco e interesante. Soy un cronista local de El Consejo, Edo Aragua. Los felicito!

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