jueves, 8 de noviembre de 2018

LOS HORNOS




Los Hornos, Caracas



Desde la parte más alta del centro de nuestra amada Caracas, hacia el oeste, allí se encontraba el barrio Monte Piedad. Un equipo de arquitectos bajo la guía de Carlos Raúl Villanueva, orientados en las concepciones arquitectónicas sobre viviendas multifamiliares de Le Corbusier (Unité d'Habitation) y agrupados en el taller de Arquitectura del Banco Obrero (TABO), encararon la tarea de construir una nueva unidad residencial en los antiguos barrios y sectores pertenecientes a las parroquias Sucre y Catedral.
Así, en el año 1955, los barrios Monte Piedad, Colombia y Las Canarias, ubicados dentro de la parroquia Catedral, son demolidos para dar paso a la construcción de la primera etapa de la Urbanización 2 de Diciembre (Sector Este), construida entre los años 1955-1958, siendo la obra de más trascendencia y mayor envergadura del período 1946-1958.
En la parte baja de Monte Piedad, esporádicamente fueron apareciendo, cual suave parpadear de los ojos, unas láminas de zinc, algunas maderas enclavadas en el cerro, sostenidas con clavos al son de impactos de un martillar nocturno, escondidos bajo la luz de la luna. Al amanecer se visualizaban unos diminutos ranchitos de zinc que encandilaban al asentar el sol inclemente a media mañana.
Luego de la caída de la dictadura el 23 de Enero de 1958, la urbanización tomó el nombre de esta fecha, urbanización 23 de Enero, pasando a ser símbolo de la naciente democracia. Naciendo también, al unísono el barrio Los Hornos, conformado por aguerridos hombres y mujeres que construyeron sus parcelitas en el cerro que daba con el Ministerio de la Defensa.
Tomaron en forma unánime la decisión de llamarlo Los Hornos, por el inclemente calor que los abrazaba en sus humildes viviendas al acercarse justo el medio día. Calor que era aplacado por unos instantes gracias a la vegetación reinante, que les servía de pulmón vegetal y a una quebrada de agua que emanaba de las entrañas de la montaña, dejándose apreciar en el callejón El Zamuro, donde lograban surtirse del vital líquido para sus oficios en el hogar.
Los habitantes llegaban a la quebrada con infinidad de envases para transportar el agua. Esto les permitió a las familias ir conociéndose, como el caso de los Pinto, Molina, Martínez, Gómez, Machado, Figuera, Leblang, Bórquez, Zerpa, González, Ravelo, Brito y los Zapata.
Así, pasando necesidades, sin servicios básicos (como la falta de agua potable, energía eléctrica, gas, teléfonos y calles adecuadas), fueron luchando y exigiendo a las autoridades de turno para que los tomaran en cuenta y fuesen satisfechas esas necesidades primordiales para el ser humano. Demostrando así, con decisión, unión vecinal y esperanza de un mejor vivir, que las luchas sociales, bien encaminadas y con respeto, sí dan sus frutos a la larga. Hoy por hoy, el reflejo vivo de aquellos fundadores aguerridos que forjaron un nombre, aún se mantiene vivo y con dignidad, para seguir dando la lucha por el barrio Los Hornos.


Brigna Gregoria Rojas (+)
Testimonio
Yo, tengo noventa y dos años, nací aquí en Caracas. Mi madre me criaba y no recuerdo a que edad me enamoré. Después, a los años, mamá muere... Presilla lo llamaban, él era del Estado Miranda, luego él paró en alcohólico, no tuve hijos con él. Creo que fue en el segundo mandato de Carlos Andrés Pérez que Presilla murió. Continué viviendo aquí en la calle El Martirio, hasta el sol de hoy, metida dentro de esta casita que dignamente me arregló este gobierno. Me acompañan todos mis coroticos y la perrita esta (Muñeca). Esto lo llaman aquí El Martirio, por allá El Calvario, para mí esta comunidad siempre ha sido igual porque la pensión ni siquiera me ha llegado a mí; pero, jamás.
Esto era un caserío, aquí vivían varias personas luego de la dictadura del General Marcos Pérez Jiménez; pero, la mayoría se han muerto. Yo conozco a toda esta gente por aquí; pero, para reconocerlos tengo que estar a casi un metro de distancia, saben que sufro de la vista; ya, casi ni veo.
Yo me paro al rato de acostarme y eso es trajinando aquí y trajinando allá, pero eso sí, aquí en mi casa, porque esta pierna -miren como la tengo- así tiene varios años. Yo fui al médico hace años y me mandaron tratamiento. Yo despierto temprano en la madrugada, como a las cinco, salgo al patiecito de la casa. Esto por aquí es candela. En la bodega de “Fercho” los muchachos toman, pero no pelean ni nada, se ponen a hablar tomando cerveza, Esta perrita (Muñeca) tiene un año y ahora no más, es que eso está agarrando cuerpo. La abuela de ella, esa la mató un sobrino mío, esa sí era un animalote. Me acuesto a las ocho, eso sí, no duermo, así estoy tranquila en la cama, hasta las diez que agarro sueño; pero a las cinco, ya estoy despierta. Hace poquito que estuve como un mes en la cama. ¡Ay, no! No quiero caer allí otra vez, porque no podía pararme, se me rompía la piel... me dijeron que estaba muy anciana, entonces yo no podía caminar. Mis sobrinos están todos aquí en Caracas, algunos que me visitan y están pendiente, como Chipilín, los otros son unos descarados: Juan Pepo y El Cheva, ahí suben y bajan malgastando su vida con sus vicios. Nosotros aquí no tenemos problemas los unos con los otros, digo, los vecinos pues. Más bien me cuidan y están pendientes de mí, en verdad que se los agradezco a todos y a ti, que haces un buen trabajo, tomándote la molestia de visitarme y hablar conmigo. ¡Que Dios te bendiga!


Ramón Figuera
Testimonio
Llegué al barrio Los Hornos por allí por el año 1964 más o menos. En ese entonces todas las escaleras estaban libres y espaciosas, era una comunidad como un pulmón vegetal de los bloques y el Ministerio de la Defensa, cuando la gente empezó a invadir estos terrenos. En ese entonces carecía de muchísimos servicios básicos, no había teléfonos, no había agua potable tampoco. Pero en ese entonces Venezuela por condición natural había de todo, la naturaleza daba mangos, daba de todo. Ya a los 18 años, sí empecé a ver las muchachas y quería tener familia. En ese entonces, -el gran descuido mío- dejé de estudiar, habían muchas fiestas y la gente era muy alegre. Y así pasó mi juventud sin darme cuenta, hermano. A los 32 años de edad, fui presidente de la Junta de Vecinos, logrando beneficios para la comunidad, como los teléfonos y tuberías de agua potable. En esos tiempos fue que conocí a la Señora Zulay Zapata y tuvimos a la niña Carolina Figuera, que creció en el barrio, a mi hija la ayudé en sus estudios, sobre todo los universitarios.
Venezuela ha dado un giro muy grande. Me he dedicado a estudiar Comunicación Social en la Aldea Universitaria Armando Reverón (Misión Sucre), aquí mismo en Caño Amarillo. Actualmente voy por el sexto semestre. Los estudios me motivaron a aspirar la vocería de Comunicación en el Consejo Comunal Los Hornos, la cual gané gracias a Dios, afortunadamente junto a un colectivo de gente muy seria. En eso me desempeño ahorita, tengo un proyecto de tránsito y vialidad que tanta falta le hace a nuestro país. Yo digo que es necesario, que con imperio o sin imperio, se hace necesario que se realice este proyecto, porque ningún país va a avanzar si el Estado no tiene control del peatón y conductor; así, evitaríamos la anarquía. A esta edad de 70 años, si los venezolanos no entendemos o comprendemos la situación del país, el futuro de Venezuela es incierto, porque más allá de los partidos políticos, el venezolano debe comprender que la patria nos guste o no nos guste ¡es de todos! Y necesita de todos y cada uno de nosotros.

3 comentarios:

  1. Me es tan grato recibir este tipo de notificaciones y más aún saberme orgullosamente Cronista Comunal luego de haber culminado el Diplomado, en el Municipio Revenga donde se encuentra ubicado el ya histórico pueblo de El Consejo, allí disfrute no solo de un maravilloso paseo por la historia gracias a mi querida e inolvidable Nelly Guilarte sino también de increíbles compañeros , lo cuál hizo de esta experiencia una de mis mejores travesías sin solo deseo éxito para todos, y claro a la espera de ver también mis crónicas aquí reflejadas...

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  2. Respuestas
    1. Saludos El Diplomado de Cronistas Comunales en el pueblo El Consejo fue una experiencia extraordinaria abriendo nuevos derroteros en el camino de la historia en tiempos muy difíciles el año 2017 cuando la violencia de los guarimberos no pude con la voluntad inquebrantable de un pueblo bravío

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